lunes, 26 de diciembre de 2011

Luca Prodan: Vive



El pasado Jueves se cumplió un nuevo aniversario, en este caso el nº 24, de una de las mayores leyendas que generó el rock argentino, Luca Prodan.


Nacido en mayo de 1953 en una familia acomodada de la ciudad de Roma, Italia, desde su aparición en este mundo, al pequeño Luca no lo esperaba un formato de vida estándar, ya que sus padres eran cosmopolitas, lo cual le generaban influencias de diferentes culturas, como la italiana, la escocesa, la turca, la austriaca y hasta la china.



En su adolescencia, estudiaba en Gordonstoun, el colegio más prestigioso de Europa, aunque por estar en disidencia con el régimen escolar se escapó en el último año, para luego ser buscado por Interpol a pedido de sus padres. Luca viajó a Londres, donde encontró su contacto más real con la música, teniendo la posibilidad de ver en vivo a artistas como Pink Floyd (junto a Syd Barret), Canned Heat, Sex Pistols, Joy Division o Ian Dury, además de su admiración por el rock sinfónico y la influencia del reggae y el dub, estilos que se reflejarían en sus posteriores proyectos.


Viajó a la Argentina alejándose de su adicción a la heroína, a Córdoba más precisamente, donde residía su amigo Timmy McKern. Allí, conoció a Germán Daffunchio y a Alejandro Sokol, en lo que serían los cimientos de una banda emblema, Sumo, que también integraba su amiga inglesa, Stephanie Nuttal. Tiempo después, ya en Hurlingham, tras la salida de Nuttal, Sokol pasa a la batería, se incorpora Diego Arnedo y la banda empieza a tomar luego.


Más tarde llegarían los integrantes que completarían la formación, Ricardo Mollo en guitarra, Superman Troglio en batería (en reemplazo de Sokol) y Roberto Pettinato en saxo. Sumo (y Luca, que a esta altura eran lo mismo) instaló una nueva concepción de la música argentina, trayendo ritmos ajenos como el punk, el reggae y la new wave, logrando un sonido único. No solamente en esta agrupación se quedó Luca, ya que también formó La Hurlingham Reggae Band, para despuntar el vicio de un ritmo que lo atrapaba y Sumito, que no era más que Sumo en formato acústico.


Conforme iba creciendo la banda y editando con éxito sus discos, Luca se iba deteriorando, a causa de su adicción a la ginebra y a sus recaídas con la heroína. El espíritu rebelde que llevaba adelante, no encajaba en una sociedad demasiado materialista (como reflejaba en La Rubia tarada) y acostumbrada a que le digan que hacer (Los viejos vinagres).


Luca tenía un particular registro para cantar, poco ortodoxo pero cautivante a la vez, como sus monerías sobre el escenario. Era under, aunque no lo fuera, ya que su concepción primaria era el arte, y nada más que eso. Era un intelectual, aunque renegara de esto.


Polémico, transgresor, autentico, puro, políglota, amigo, genio, tiene en su haber hermosas composiciones que quedarán en el imaginario colectivo, llenas de enseñanzas y victimas de la particular poesía de Luca y su mirada sobre la sociedad y el mundo de aquella época como Mañana en el Abasto, Heroína, Hello FrankBanderitas y globos, No tan distintos, Lo quiero ya o White trash.


Tenía un legado y un convencimiento, viviendo sin mandatos pero con uno marcado a fuego, aquel que también le cabe a Syd Vicious, ese que reza "vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver". Tras su última presentación en Los Andes, el 20 de diciembre de 1987, su cuerpo empezó la despedida, el principio del fin. Él, consciente, dejó su último grito en el cielo con Fuck You. Dos días después dejaría este mundo, para, en definitiva, nunca abandonarnos. 




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