Este es el quinto trabajo solista de Iván Noble (si se toma en cuenta el recopilatorio Dicho y Hecho) en el cual nos trae 11 nuevas canciones:
No es un álbum conceptual pero mantiene su hilo conductor. Un momento peculiar, que no rompe esquemas pero sirve de compañia o consuelo en los momentos indicados.
- Cuentas claras: Un Noble que arranca a flor de piel, autentico, en formato cuasi acústico. Buen comienzo (+)
- Mujerciego: Un poco de funk, aunque con una letra simplista, lo cual nos arrastra a un resultado que no termina de convencer (-)
- El chico de los mandados: Un susurro inicial que se clava en el medio del pecho. La fórmula que le calza a Ivá, que transita la canción como pez en el agua (+)
- A duras penas: Aumenta la intensidad y la profundidad, con el plus que le aporta el piano (+)
- Beber si sé: Cambia el aire y trae recuerdos de la última época "Quemera". La peculiar lírica del autor sobrevive intacta (+)
- Parte por parte: Las bases sustentando ambas voces (Noble y Paez) más el coro, logran renovar la esperanza (+)
- De un solo lado del colchón: Empezar con la armónica paga la entrada y Noble se encarga del resto. No se necesita demasiado cartel para una canción hermosa (+)
- Si supiera cual es mi vaso: Un tema que eleva el humor general del disco. Aunque la prosa melanco es el terreno más cómodo del intérprete, la picardía bien concebida también lo es (+)
- Ella se muere: Una reparación que insinua e incita a la respuesta. La rima es lo de menos, lo cual resta al balance general, pero el estribo final termina por convencer (+)
- Del montón: La base musical casi imperceptible tiende los cables para escuchar una historia. No es falta de instrumentación, es que la letra se roba la atención (+)
- Me apagás: El final es abajo y está bien que así sea, todo está dicho desde el mismo título (+)
No es un álbum conceptual pero mantiene su hilo conductor. Un momento peculiar, que no rompe esquemas pero sirve de compañia o consuelo en los momentos indicados.
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