Finalmente, después de meses de estar luchando contra una enfermedad pulmonar, Luis Alberto Spinetta falleció en la mañana del 8 de Febrero de 2012.
A sus 62 años, El Flaco ha dejado una huella imborrable en la historia del rock nacional y latinoamericano, convirtiéndose en icono y referente cultural, logrando atravesar generaciones, como consecuencia lógica de sus más de 40 años de carrera en la música.
Luis Alberto fue uno de los fundadores del rock argentino. En 1967 creó una formación emblema de este género, llamada Almendra, período en el cual sacaría a la luz Muchacha (Ojos de papel) tema que se encuentra reconocido como una de las tres mejores canciones de la historia de nuestro rock. La carrera de la banda que conformó con Emilio Del Guercio tendría una corta duración y apenas dos discos (Almendra y Almendra II) pero de todas formas, marcaría un mojón irrefutable dentro de nuestra cultura.
Más tarde llegaría el momento de Spinettalandia y sus amigos, su primer disco solista para luego darle paso a su segunda agrupación, Spinetta Jade, un conjunto con tintes más agresivos y guitarreros, lo cual mostraba las inquietudes, el cambio de tónica y el histrionismo de Luis, no sólo como guitarrista o cantante, sino como artista. El hito de esta formación es, sin lugar a dudas, Artaud (acreditado a la banda, aunque es un disco solista) considerado como el mejor álbum de nuestro rock.
Luego llegaría Invisible y nuevamente, buscando otros rumbos y horizontes musicales, trío con el cual grabaría tres discos, entre ellos, Durazno Sangrando. En el medio de esto y el regreso con Jade, editaría dos discos solistas más, entre los cuales se encuentra Only love can sustain, material grabado íntegramente en inglés. A posteriori de la reunión de Jade le seguiría la vuelta de su banda prima, Almendra y los registros en vivo de Obras.
La extensa carrera del Flaco siguió camino con más material solista, entre lo que se destaca Kamikaze, una nueva reunión con Spinetta Jade (y la edición de Bajo Belgrano), un disco en colaboración con Fito Paez (La la la) y la etapa junto a Los socios del desierto, ya adentrados en los noventa, quizás el último giro musical que experimentó el vocalista.
Sus últimos años transcurrieron con mucha más música, dejando como cierre el material de estudio Un mañana y el evento Spinetta y las bandas eternas, donde se reunió con todas sus formaciones para tocar durante más de 5 horas en Velez, a finales de 2009.
Luis Alberto no sólo fue un eximio vocalista, guitarrista y compositor. Además generó una nueva forma de expresarse, mezclando la belleza de las melodías con una poética poco experimentada por estos pagos. Fue un creativo, una luminaria, un distinto. Siempre consecuente con su obra, nunca dejó que su obra se mezclara con intereses que no fueron netamente artísticos. Además, supo demostrar una sensibilidad con distintas temáticas sociales que también lo destacaban por sobre el resto.
Se fue un pedazo de magia, una de esas personas que cuando deciden marchar del mundo material, nos dejan un poco más solos.
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