viernes, 11 de noviembre de 2011
The Stokes y Beady Eye en GEBA: The modern age
Los festivales, sobre todo en el último tiempo, tienen ese no se que, que los vuelve tan encantadores (por el hecho de ver a dos buenas por el precio de una) como deleznables. Mientras en los distintos escenarios, bandas locales peleaban ante la inclemencia del tiempo y la falta de espectadores, en el escenario principal sonaban los últimos efectos electrónicos de Goldfrapp, lo cual convertía a GEBA en una sede más parecida a Creamfield que a un reducto rockero por excelencia.
No está demás decir que, si bien, el line up final (Beady Eye-The Strokes) del viernes tenía muchas más coincidencias que el del sábado (INXS-Calle 13-Sonic Youth), el público se podía separar, al menos, en dos mitades: uno fiestero, que fue a disfrutar del dúo inglés y a bailar con lo más movedizo de los neyorquinos y el otro, quizás más nostalgico, que fue a dar fe, con las mejores intenciones, de que Liam y los suyos son locales aquí (más por la historia que por la actualidad).
Cerca de las 22 salía a escena por primera vez en Buenos Aires, Beady Eye, con un disco bajo la manga Dfferent Gear, Still speeding y todas las reminiscencias posibles a Oasis desde los espectadores, cosa con la cual deben lidiar los ex en cada presentación. Con un Gallagher notablemente más a gusto que la última vez en estas tierras y un sorpresivo bajo volumen en el escenario 2, que lograba hacer caotico el mero hecho de escuchar si la ubicación no era frente al escenario, arrancó la nueva banda de Manchester con Four letter word, Beatles and Stones y uno de los cortes del álbum, Millionaire. Desandando la única placa que tienen en su haber (y pecando del poco conocimiento del público sobre la misma) continuaron con Bright the light, uno de sus mejores temas, mientras Liam se desgarraba la voz por llegar a las notas altas. Continuaron The Roller, mientras los fieles gritaban el "Ole, ole Liam, Liam" que luego sería retribuido con a aparición del cantante con la casaca argenta. La lista prosiguió con Standing on the Edge of the noise, Kill for a dream, The Beat goes on, Man of misery y The Morning Son (otro de lo mejor del disco) mientras el éxodo masivo hacia el escenario 1 los dejaba en segundo plano. El fianl fue el cover de World of Twist, Sons of Stage, en una noche que lejos estuvo de cumplir las expectativas, pero que poco tiene para reprocharse desde lo que surgió desde el escenario.
Más tarde, pisando las 23.30 hs, la banda liderada por Julian Casablancas salió a realizar lo suyo: una bola de sonido con temas efectivos y la clásica pose del rockero moderno para el momento más esperado de la noche. The Strokes fue la banda que rescató del letargo los primeros años de la última década (luego de la fiebre de Brit Pop), momento en el cual el rock le abrió paso a la electrónica (comandado por bandas como Franz Ferdinand) con el disco Is this it, en 2001 (uno de los hitos de la década), que se fue apagando con el paso del tiempo. Con New York City Cops (de ese disco) arrancó el set de 90 minutos que fueron casi esquizofrenicos, por el hecho de no parar salvo para saludar a la gente. Después de Heart in a Cage, llegó el primero del disco que presentan (Angles - 2011) Machu Pichu, para volver al debut con The Modern Age, continuaron con You only love one, para otro de los cortes, Under cover of darkness. Otra vuelta al pasado con Is this it (el placer de escucharlo en vivo), y de ahí, el sprint final con este mini set: What ever happened?, Someday, You´re so right, 12.51, Reptilia, Alone, Together, Gratisfaction, Automatic stop, Juicebox, Reptilia, Last Nite.
Quedaban bises para repartir con Hard to explain y Take it or leave it, para dar lugar a papelitos, fuegos artificiales y el final, para desagotar el lugar, después de quedarse con la confirmación de lo bien que hacen su trabajo los Strokes y con que a veces el principio de la hstoria puede ser memorable, aunque poco importe lo que venga.
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