Hace 2 años nos abandonaba fisicamente un emblema del rock nacional en sus últimos 25 años. Integrante fundador de Sumo y arista principal de Las Pelotas, Alejandro Sokol dejó un legado imborrable., que excede incluso, su obra como artista destacado.
Se fue "El Bocha". El dolor fue mayor que la sorpresa, ya que el final parecía cantado. Desde el momento en el que los integrantes de su banda de siempre, Las Pelotas, decidieron que dejara la formación -para tratar una enfermedad que lo aflijía desde hacía tiempo- el horizonte se vislumbraba negro. Ale no podía con sus propios fantasmas, lo cual perjudicaba a sus amigos pero mucho más a él, al tiempo que deterioraba seriamente su salud.
Pero Sokol no se fue. Antes que nada, hablar de su persona conlleva el reflejo de los miles de seguidores que lo querían y admiraban, que además de conocerlo desde arriba del escenario, conectaban con él cara a cara. Porque el Bocha era barrio, era pueblo, era el anti-estrella, era uno más.
Pero nunca uno más, porque integró una banda fundamental -y fundacional- del rock argento como lo fue Sumo, primero como bajista, luego como baterista, hasta que la religión se cruzó en su camino y terminó abandonando el proyecto, justo antes de que este tomara repercusión, en 1984.
Luego, en 1991, armó Las Pelotas, junto a su ladero Germán Daffunchio, para seguir haciendo historia. Desde esa posición, se hizo cargo del micrófono y además, pudo explorar una veta hasta allí desconocida, la de compositor, dejando gemas inprescindibles, de una cruzeda y sensibilidad inigualables, como Para que, Escaleras o Sin hilo.
fue frontal, sencillo, sincero, sentimental hasta el hartazgo. el destino quizo que un 12 de febrero de 2009, en Córdoba, sufría la descompesación cardíaca que se lo terminaría llevando de este mundo a un lugar mejor. Pero, como suele suceder con los grandes artistas, nunca se fue y dejó una marca inborrable en todos, que perdura y se acrecienta con el paso del tiempo.
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